UN MUNDO SIN PELUQUERÍAS
Imaginar un mundo sin peluquerías… es imaginar un lugar donde no solo el cabello pierde su forma, sino donde también se apaga una parte de la magia humana. Porque una peluquería no es solo un salón de belleza. Es un refugio, un templo cotidiano, un escenario donde se cruzan almas, donde las historias se entrelazan entre risas, silencios, consejos y miradas que sanan. Sin peluquerías, desaparecería ese instante sagrado de pausa, ese espacio íntimo donde alguien te escucha, te comprende y, con sus manos, te ayuda a recordar quién eres frente al espejo. Un corte o un color dejarían de ser rituales de transformación para convertirse en gestos vacíos, impersonales, carentes de alma. Porque no se trata solo de aplicar un tinte, sino de interpretar una energía, un momento, una emoción. Las peluquerías nacen del arte y de la tradición, de la sensibilidad de manos que saben leer cabellos, rostros y almas. Cada herramienta, cada fórmula, c...








